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Wednesday, February 12, 2020

Paciencia vegana

Llevo media hora en la tienda tocando,palpando,examinando minuciosamente con ojos de forense cada uno de los abrigos  de los estantes. Descarto los que no son de mi talla, los de colores que no me apetecen, los de estampados imposibles. Éste, este si que me podría valer. Ay, a ver si estoy de suerte. ¿Donde está la etiqueta? Aquí en la cintura. ¡Maldito broche de seguridad! ¡Que no me deja leer bien la composición de la prenda! "80% Poliéster 20% Lana" ¿Pero porqué tienen que ponerle pelo de oveja a todo? Hay una dependienta que ya empieza a mirarme mal. "¿Necesitas ayuda?" Pregunta con  sonrisa postiza. "No, sólo estoy mirando. Bueno,eh... Busco algún abrigo que no sea de lana". "Creo que nos quedan algunos de ante y cuero" Dios, vamos de lo malo a lo peor, "No,no tampoco quiero nada de eso". "Pues quizás deberías echarles un vistazo a los anoraks y las parkas". "Preferiría un abrigo pero ya que estoy aquí...Porqué no." "Mira éste qué mono y rebajado al 50%. ¡Relleno de pluma auténtica!" "Gracias por tu ayuda pero no he encontrado lo que tenía en mente" Me voy dejándola con la idea de que soy una shoplifter a la que le ha salido mal la jugada . ¿Habría sido más sencillo decirle que era vegana? Por experiencia sé que no.

4 comments:

  1. una vez carlos herrera le dijo a una activista vegana: "los veganos sois los que os coméis el pepino crudo". es un gilip... de mucho cuidado.

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  2. Y cocido.La piel del pepino frita está muy rica.

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  3. Ser vegano "a tiempo completo" es complicado de cojones, yo no lo soy, pero ahora que conozco a gente que lo es me fijo en esas cosas y hasta lo más mínimo tiene algo animal. Ánimo! Un poco sí que están cambiando las cosas.

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  4. Afortunadamente cada vez hay más opciones veganas en supermercados,restaurantes y en el mundo de la moda y la cosmética. Los jóvenes de hoy (ya empiezo a contar batallitas) no pueden ni imaginarse lo que era hacerse vegetariano, y ya no digamos vegano, cuando yo tenía 13 años.El tofu y la quinoa eran algo tan exótico y desconocido que sólo podías comprarlas en tiendas de herbodietética y tampoco había esta maravilla llamada internet.

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