Sunday, April 12, 2015

Caperucita cazada

Me lo dice con un hilillo de voz y apenas puede sostener la mirada: "El caso es que estoy saliendo con un cazador" Ella es vegana, hace años que dejó de consumir productos de origen animal, rescata animales de la calle y es asidua a manifestaciones antitaurinas,antipieles y demás acciones en defensa de nuestros hermanos de cuatro patas,plumíferos,etc. Si no recuerdo mal la conocí precisamente en un sarao contra la caza. Tiene narices. "Debo parecerte una persona horrible o dirás que estoy loca" "No,no,no. Nada de eso" Tampoco sé qué decirle, la verdad. Años atrás le hubiera soltado un bufido seguido de un sermón y no sé qué hubiera sido de nuestra amistad. "El corazón tiene razones que la razón no entiende" pienso.Lejos de desanimarla le digo que siga con la relación si esto es lo que de verdad quiere pero...¿Se lo digo o no se lo digo?  El choque parece inevitable. Prefiero no imaginarme lo que debe de ser que tu amor regrese a casa con una ristra de perdices en la mano; ver los cadáveres en la nevera, el desplume, el descuartizamiento,... Me estoy poniendo enferma. Y tener escopetas en casa. Con el pavor que me producen las armas. Todo esto me lo digo a mi misma, claro. No soy Elena Francis. Ni yo ni nadie tenemos derecho a decirle lo que tiene que hacer. ¿Será cierto aquello de que los extremos opuestos se atraen? Porque es que la vegana y el cazador no coinciden en ideas políticas ni en nada. Sólo coinciden en que se aman. No sé si serán felices; lo único que sé es que al menos uno de ellos no comerá perdices.

4 comments:

chema said...

vaya, no sé si este relato está basado en una historia real, pero está claro que la chica vegana va a sufrir con esta relación. una cosa es que tenga una relación con alguien que no comparta sus hábitos alimenticios, y otra cosa es que sea alguien que cace por deporte. eso está en el extremo opuesto...

Gen said...

Pues si, Chema; la historia es real. Como siempre, la realidad supera la ficción.

Opiniones incorrectas said...

No se escoge a quien se quiere, Gen. Mi ex novio era taurino y estuve con él seis años. Me indignaba que le pudiera gustar algo así, pero yo le quería y era una buena persona. Mis abuelos maternos también eran taurinos y eso no los hacía mala gente. Yo creo que el problema está en que en esta España con Ñ aún están normalizadísimos el toro y la caza y se ven tan típicos y de forma tan natural que aún queda gente que no repara en empatizar. No lo hacen por maldad, sino porque simplemente lo han visto normal siempre y no se han parado a pensar en la trogloditada que es.

Que sí, que es cuestionable que en estos tiempos haya gente que se dedique a esas cosas, pero sigue quedando mucha España profunda con ideas que nos sorprenderían.

Besos

Gen said...

Eva,mi abuela paterna era taurina y eso no me hacía quererla menos. Mi abuelo materno, al que no llegué a conocer, era también muy aficionado a las corridas de toros y odiaba a los gatos. No cabe duda de que nos hubiéramos discutido mucho pero también,estoy segura,querido muchísimo más.
Bss!

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