Sunday, June 3, 2018

La vida pasada de los libros

Confieso que padezco  bibliomanía crónica y aunque reconozco mi adicción no tengo la más mínima voluntad de ponerle remedio. Todo lo contrario y para colmo el boom de estos últimos años de las librerías de segunda mano no ha hecho más que agravar mi locura por la letra impresa- ¡Libros electrónicos a mi! Inglaterra me curó de muchas cosas, entre ellas el reparo que sentía por los libros de viejo. Así que un buen día le hice espacio en la estantería a una edición de 1971 de "The  Human Zoo" de Desmond Morris, haciendo oidos sordos a las palabras de mi abuela que resonaban en mi memoria. "Los libros usados dan mucho asco. Hay gente que se los lleva al water. Están en las camas de los enfermos. ¡Pueden estar llenos de microbios! ¡Quién sabe dónde habrán estado, quién los habrá tenido!" Ay, abuelita,para esto último déjame jugar a ser Miss Marple.Lo primero prefiero ignorarlo porque ojos que no ven...
A juzgar por las evidencias ( unas señas escritas a lápiz en la primera página ) "El Príncipe Destronado" de Miguel Delibes perteneció a una estudiante de E.S.O. de Barcelona que, no muy entusiasmada con el libro,(seguro que fue una lectura académica obligatoria) se entretuvo en garabatear en el borde superior el símbolo del yin yang.
Mi "Poe´s Cat" de Brenda Walker es uno de mis muchos libros viajeros. Su primer dueño anotó también su nombre en la primera página, así como una ciudad: Londres y un año: 2003. Imagino que era un joven español o latinoamericano que estaba estudiando y/o trabajando en la capital británica. Puede que nos cruzáramos un día en el metro. Tú aún no lo sabes pero ese libro que estás leyendo algún día será mio.
Otros sé que son libros viajeros porque entre sus páginas he encontrado billetes, tarjetas de transporte público de distintas ciudades y países; algún folleto de propaganda de algún restaurante o exposición, vales de descuento de grandes almacenes... No, por desgracia no he encontrado otro tipo de billetes.
Los hay con dedicatoria de la autora:
Unos cuantos dedicados por quién los regala. "A Fred y Anne por la agradable estancia en su casa.Han sido unas vacaciones increíbles"  Los anfitriones quedaron hasta el moño del invitado gorrón y se deshicieron de todo recuerdo, inclído ese libro de ilustraciones de gatos que ahora reposa en mi biblioteca junto a otras ronroneantes obras.
Entro en una de esas tiendas de libros de ocasión y me pongo a hojear un libro sobre delfines. En la primera página hay coloreado con rotuladores neón un gran corazón con una declaración de amor. Letra muy joven. Tanto garabato fucsia,verde y amarillo me fastidia. Compruebo que el autor del libro se dedicó a capturar a estos simpáticos cetáceos para estudiarlos en cautividad. Definitivamente ya no me interesa el libro, quizás tampoco interesó nunca a su destinatario.Amores adolescentes no correspondidos. Ay, si los libros pudieran explicarnos esas otras historias que ocultan. Más de una sería igual o más fascinante que las impresas en sus páginas.

3 comments:

chema said...

reconozco que después de haber estado tocando un libro viejo durante un rato, siento necesidad de lavarme las manos después, pero es que yo soy muy obsesivo-compulsivo con el tema de la limpieza. al margen de eso, yo también prefiero los libros impresos. y los que son antiguos, ya sean heredados de algún abuelo o adquiridos en un mercadillo, tienen una solera especial.
la autora francesa que escribía esa dedicatoria era tocaya tuya. ;)
besos!

Geno said...

Ayyy, te entiendo perfectamente, me pasa lo mismo jajaja Bibliomanía crónica, me gusta el término jajaja

Mi Álter Ego said...

Confieso que he comprado poco en librerías de viejo. Y, cuando lo he hecho, no venían con historias tan interesantes acerca de sus anteriores propietarios...

Besotes!!!

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